sábado, 28 de junio de 2014

Érase una vez..

Así empiezan los cuentos que escuchábamos con la boca abierta cuando éramos enanos.

Te quedabas ensimismado, aunque lo hubieras oído mil veces y supieras como seguía la historia. Te la sabías de memoria. Pero daba igual. Lo importante, era quien te contaba la historia y cómo.
Era emocionante.
Pongamos ahora, que el cuento y la historia es la tuya. Te la están contando mientras la vives.
Es tu vida la que te están contando. Y es que la vida da muchas vueltas.
Probablemente - corrijo- seguro, jamás pensaste, por ejemplo, hace 10 años donde y como estarías ahora.
Es igual de emocionante. Damos pasos en la vida sin querer, queriendo.
Más tarde o más temprano, aunque a veces nos cueste verlo, vuelves a los orígenes. Somos como niños grandes. Quieres la pureza bien entendida, las cosas reales que duran y están siempre. Un día cualquiera, de un mes cualquiera, te darás cuenta, sonríendo, un montón de cosas que quizá no has querido ver y están. 
Sólo hay una vida. No es una mala noticia, al contrario, creo que es una noticia espectacular. Dura muchos días, pero sólo es una. Y además tampoco sabes cuando termina la peli.
Hablo de volver a los orígenes porque aún aprecias más, - sobre todo si estás lejos- millones de cosas que te hacen sonreir.
Tu familia, tus amigos, tus historias.
Es como si hoy, fueras a tu colegio, a ése que ibas cuando eras pequeño, imagínate, - pruébalo- y entraras en el aula, y estuviera allí tu pupitre, la misma pizarra, la misma vista desde la ventana de clase, el mismo suelo y olor. Vendrían a tu cabeza, a borbotones, mil vivencias, millones de sensaciones. De casi todas, guardas detrás una sonrisa.
A eso vamos, nos lleva la vida. A valorar las cosas y personas que han demostrado a todas que estarán allí. Irás a la familia, a los amigos de siempre y a quien te ama de verdad y bien.
Es brutal sentir que todo lo que te rodea es gigante.

Nunca te quites los méritos de haber conseguido eso, mantener, vivir y sentir. Esas cosas hay que regarlas, mimarlas.
Te encontrarás bailando y jugando con la vida, mientras el alma se ríe y tú lo transmites. Alucinante. 
Los cuentos siempre terminan "fueron felices y comieron perdices y colorín colorado este cuente se ha acabado". 

Puede que el secreto de tu cuento, de tu historia, creíste vivirla hace muchos años, muchos, y que ya pasó. Y puede que te equivoques.

Mientras tanto, vive tu cuento, tu historia, ve hacia la gente de verdad y volverás a oler, paladear y sentir de una forma espectacular.  

Escucho ahora a mis sobrinos "tío, tío, ven, ven, vamos!!" mientras sonríen de lado a lado, esperando a que les cuente una de mis historias de piratas, puertos, héroes, abordajes, y cofres del tesoro.
Hoy, ahora, en la piscina, no les contaré una de esas.
Les voy a contar la historia de mi vida. :-) 

martes, 10 de junio de 2014

Detalles

Bien tempranito. Contento. Allá vamos.

La sensación de tocar y coger arena a las 11 de la mañana, todavía un pelín húmeda, y recogerla en tu mano mientras el sol empieza a saludar al mundo, tu mundo, es una sensación extraña. Chula. Como si fueras el primero en descubrir el mar y el sol y se hubiera pintado ese espectáculo para ti. 
 Era una cala perdida. De ésas que a uno le llevan los que conocen el lugar y te pidan guardar silencio sobre coordenadas, no vaya a ser que el paraíso lo reventemos con pelotas de Nivea y poca educación.

La mano en la arena, aprietas puño, y te das cuenta, de nuevo, que cuanto más aprietas, más se te escapa entre los dedos. Mucho mejor que las cosas fluyan de manera natural, dejar que pasen y se vivan.
Respiras tranquilo. 
Pasear hablando y compartiendo genial debería ser una de esas cosas obligatorias en los colegios, en la vida. Parar y seguir cuando te de la gana. 

Hay mil detalles que a uno le suman, y por lo tanto, también hay otros que restan. Somos detalle. No hay nada más natural que un detalle. Sale, surge.

Hablaba de esto, de los detalles, al ver a una pareja que no habían tenido un buen día, se les notaba, y lo dejaban claro, con sus gestos, tono... y los detalles. 
De hecho, estoy seguro, que todos nosotros, tú y yo, alguna vez hemos tenido uno o varios detalles - sin querer y queriendo- que las personas guardan. 
Lo cortés no quita lo valiente, y debemos tener en la cabeza - yo el primero- que enfrente tenemos a personas. 
La alegría de contar con mil detalles buenos, con amistad y lo que toque, con sentir y reír, y que todo eso surga de una forma tan genial y espontánea, es sin duda, motivos con mayúsculas para continuar creciendo y aprendiendo. 

A tod@s a los que en su día, por lo que sea, he tenido un mal detalle, algo innecesario, os pido disculpas. 
A l@s que tenéis y vivo detalles geniales cada día, gracias. Hay cosas, que aunque a priori parecen nimias, dan la vida. :-)

Mientras tanto, cuida lo que tienes alrededor, y a los que tienes lejos y quieres, házselo saber. 

Este minuto no vuelve!