jueves, 31 de marzo de 2011

Una historia del Mercadona

Historial real.

Vas a comprar al Mercadona, en el parking al aire libre ves a una mujer dentro de un coche de gama alta que parece que acaba de comprar una de esas cajas de cervezas que venden en packs de 6/8. Reparas en ella porque lo lógico es dejarlas en asiento de atrás, o en el maletero, pero por alguna razón las deja en el asiento del copiloto. No parece borracha ni nada parecido, es una mujer presumida y de gestos educados.

"Algo no cuadra" cuando abre la primera lata y comienza a beber. Sola. "Alcohólica" piensa uno dándoselas de psicólogo y de haber visto mundo y gentes. No, piensas más tarde que la manera de coger la cerveza -sin ansia- y beberla no son las de una alcohólica. Las bebe con dignidad, ya me entiendes.

Mientras haces la compra, - ya saben estos cabritos del marketing donde poner las cositas para liarte allá una horita sonriendo- estás dándole vueltas a sólo una pregunta: ¿mmmm...por qué?.

Aquella mujer estaba allí porque ya estaba harta de su marido, y, como otros días había decidido comprarse unas cervezas, bebérselas en el coche, quedarse dormida  y por la mañana llegar a su casa. "En el matrimonio hay que aguantar, hay que sacrificarse", dijo.



Varias preguntas: ¿En qué momento dejaste tu vida anterior, tus amig@s, tu familia, para no poder contar con el hombro de nadie y llorar juntos? ¿En qué momento uno deja de ser uno mism@ en realidad para que otra persona que dice quererte esté feliz porque dejas de ser la persona de quien se enamoró? Más aún, ¿cual fue el instante en el que la vergüenza y el orgullo te impidieron quererte a tí mismo, afrontar tus sueños, intentar al menos, ser feliz?.
Yo no sé cuantas vidas hay, sé que la que vivo sí existe y es real, sé que este minuto no vuelve, que merece la pena luchar por cada instante, vivirlos con fuerza, y confundirte, y que ese camino es espectacular si además lo haces acompañado del amor y con el amor de alguien, y que se convierte en un camino pleno cuando eres tú mism@ haciendo todo eso. No hemos venido aquí a que nadie nos robe, y mucho menos a ser ladrones de nuestra propia vida. 

Todo, a tope, siempre.  :)


martes, 29 de marzo de 2011

Educación

Es una palabra con la que todo el mundo nos llenamos la boca, y sin embargo, en el día a día, en el trabajo, en la calle, en una tienda, en el cine, en una mesa... hay miles de sitios donde se echa en falta.  Pregunto, ¿tanto cuesta decir un simple por favor al solicitar algo del trabajo, o unas sencillas "gracias" en un mail?.
Que estemos haciendo nuestro trabajo, sea el que sea, no significa que no debamos pedirlo educadamente y agradecer el tiempo y el esfuerzo dedicado. No.

Tema aparte es, sobre en todo en empresas donde trabaja mucha gente, decir un simple "buenos días" , "buenas tardes", "hola o adiós". Parece que la gente piense:"ah, como este o esta no lo hace, pues yo tampoco", y aparecen y se van si decir ni mú, mientras a tí se te queda una cara de imbécil y con la palabra mordida de "adiós" mientras retumba por allá un eco diciendo:  "íoos, íoos, íooos..." 

Siempre me ha recordado a esas pelis del oeste donde pasaba aquella mata de paja en medio de pueblo y se oía chirriar las dos puertas del saloon.



Hablando de pelis, el cine también es uno de esos lugares donde uno tiembla pensando en quien le va a tocar al lado, lo miras de reojo, primero la edad, (estás jodido si ha tocado alguien que tenga menos de 22 años) y luego miras su volumen de cocacolas con sus hielos y lo que tardará en succionar y exprimirlas, las  extrasupermaxi de palomitas, ésas que usan para esconderse detrás de ellas  y dieciséis paquetes de chuches que huelen a fresa, melón y plátano y que no hay dios que aguante. Además, siempre hay una mirada del individu@ como retando... diciendo: " pues sí, todo esto me voy a comer así que hala ...".

La comida, el comer, la mesa, es uno de esos sitios donde uno puede ver rápidamente -el refranero español es muy sabio- cómo va el tema este de la educación. No quiero entrar en detalles desagradables, pero siempre me he hecho una pregunta: ¿Porqué coño la gente que normalmente come bien, cuando come chicle, lo hace con la boca abierta, haciendo ruidos extraños mientras mastica? ¿Por qué no lo hacen cuando comen acelgas o menestra o macarrones? Es alucinante. A ver, que no quiero ver lo que comes, disfrútalo tú, para tí.

Hoy estoy algo quejica. Paso de hablar de la impuntualidad (mi tiempo vale lo mismo que el tuyo y estoy aquí...), de la gente que trabaja amargada en bares, o son funcionarios, o en la panadería de al lado, o no dejar sentarse a alguien mayor, o dejar pasar antes... en fin, si lo piensas miles de detalles que todos podemos hacer - es cuestión de querer- y que hacen que el día de esa persona; el tuyo, sea mejor.  

Agradezco un montón - y los intento hacer- los detalles de gente educada, me parecen, y me encuentro mucha gente así, personas nobles, que arrastran unos valores que les han inculcado y que han mamado, no se compran ni se venden, se tienen porque se viven día a día, y eso me mola. Lo cuidan.

sábado, 26 de marzo de 2011

Todo a tope, siempre

Es una filosofía, una manera de afrontar cada día, de vivir el amor, la familia, de compartir a y con los amig@s por que uno, lo único que sabe y vive es que Este Minuto No Vuelve.
Como cualquier opción, tiene sus riesgos, es probable que exija demasiado, o que yo no sepa responder - que también ha sucedido-, pero sin riesgo no hay vivencia, no hay reto y escogería la opción más fácil, esa de pasar de largo por los sitios, viendo como suceden cosas a tu alrededor donde no participas, no creas, no la cagas y tampoco aprendes.

Aquí quiero crear un espacio más para compartir, ninguna historia carece de sentido, fue importante para alguien y seguro que significa algo.


Toca disfrutar, y a veces llorar, y también decir de lo que estoy hasta la línea de flotación que diría Don Arturo, lo que me gusta, lo que me apasiona, pensamientos, inquietudes... pero siempre con un horizonte, una máxima: Todo, a tope, siempre.